Que no se diga que sólo hago dulces de chocolate, 
ésta tarta mousse es super refrescante y muy ligera, ideal de postre tras una buena comilona. Tiene una textura muy suave, aireada y con pequeños «chips» de piña, que le dan un toque muy agradable al paladar.
La receta está inspirada en la tarta mousse de piña del blog «por mis perolas» con alguna pequeña variación. Buenísima, de verdad.
Vamos a necesitar…
3 latas de piña grande + su zumo
Bizcochos de soletilla
200 ml de leche condensada
600 ml de nata 35% MG
3 sobres de gelatina de piña
Empezamos triturando 2 latas de piña, añadimos la leche condensada y removemos.
Por otro lado, impregnamos los bizcochos de soletilla con el zumo de piña, forramos un molde desmontable con papel de hornear, y cubrimos la base con los bizcochos empapados.
Por otro lado montamos la nata muy firme.
Calentamos 250 ml de zumo y añadimos los dos sobres de gelatina, removemos bien para que se disuelva, y le añadimos la mezcla de piña con leche condensada, removemos bien hasta que se integre. Añadimos en varias tandas la nata montada, hasta formar una mousse.
Vertemos la mousse sobre la base de las soletillas, y reservamos en la nevera hasta que cuaje.
Cuando la tarta este cuajada, calentamos 250 ml de zumo de piña y disolvemos la gelatina, fuera del fuego, completamos con otros 250 ml de zumo o de agua fría. Removemos muy bien, dejamos que se atempere ligeramente.
Para decorarla, es mucho más práctico que coloquéis la piña por encima, y por último la gelatina, no como yo que lo hice al revés. 
Dejamos que se cuaje. Desmoldamos y colocamos sobre un plato.
Para el toque final, pondremos montoncitos de azúcar moreno y quemaremos con el soplete para caramelizar la piña. Obviamente este paso es opcional, pero la piña caramelizada le da un puntín :P.
Espero que os guste!!!
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